La apicultura es una parte importante de la bioeconomía. A lo largo de su existencia, ha sido uno de los campos del comportamiento humano que ha contribuido a la sostenibilidad : Vrabcova & Hájek, 2020
Voy a referirme en esta entrada a un servicio ecosistémico bastante difícil de abordar. Se trata de la polinización, habitualmente encuadrado como un servicio ecosistémico de regulación, aunque esta vinculación no es unívoca, como se verá a continuación. Una de estas dificultades viene dada por las dificultades intrínsecas a su medición. Así, aunque a simple vista uno pudiera asociar esta función con las abejas, la realidad es que otros muchos insectos silvestres (y, en otros biomas, otro tipo de fauna, como los murciélagos o algunas aves) realizan esta función. De hecho, a nivel mundial se cifran en al menos más de 17.000 especies de insectos vinculados a esta capacidad. Y si la polinización se vincula a las abejas es porque más o menos se cuenta con indicadores sobre su población, pero no así de otros polinizadores. Además, estamos hablando de fauna, con la complicación que supone conocer sus movimientos, a diferencia de lo que ocurre con otras variables forestales. Por otro lado, tampoco se conoce bien la capacidad de sustitución de unos insectos frente a otros al realizar esta función, lo que provoca una cierta incertidumbre en los resultados obtenidos. Otra traba inicial se vincula a cómo se circunscribe. Uno podría pensar que este servicio ecosistémico sólo afecta a las producciones agrícolas, pero la realidad es que desborda este ámbito. Las abejas no distinguen de límites artificiales y sus colmenas pueden ubicarse en terrenos forestales y polinizar cultivos agrícolas cercanos. En mi opinión, constituyen un ejemplo claro de un servicio ecosistémico propio del medio rural, sin más, y sin divisiones a menudo artificiales, partidistas y casi siempre perjudiciales para el ámbito forestal. Sin embargo, hay opiniones al respecto muy diversas. Por poner un ejemplo, he colaborado en una sólida monografía editada por el INIA que aborda los productos no maderables en España, y ahí se incluye un capítulo dedicado a la miel donde se justifica que la apicultura es un recurso forestal. No obstante, todas las estadísticas proceden del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y en España el sector apícola es el que más fondos recibe de la UE a través de sus medidas de mercado para los diferentes sectores agrarios, con lo que hay motivos para la controversia.
Además de esta disfunción estructural, y de las dificultades para caracterizar a los polinizadores anteriormente mencionados (incluso en muchas ocasiones los datos no se recogen sistemáticamente e incluso pueden no ser representativos de ciertas prácticas agrícolas), aparecen otros problemas si se pretende conocer los detalles de todo lo que rodea a este servicio ecosistémico con el fin de otorgarle un valor económico al mismo. Así, lo primero que debe quedar claro es que la casuística asociada a la polinización es amplia, oscilando desde el caso más intensivo (transacciones con insectos para polinizar determinados cultivos) hasta lo más extensivo asociado a la polinización que, sin la intervención del hombre, se realiza en distintos sistemas agrarios. Dicho de otra forma, la polinización que realizan los insectos es un servicio ecosistémico, como antes de ha comentado, pero, simultáneamente constituye un factor de producción utilizado de forma habitual en la agricultura. Es decir, salvando las distancias, aparecen similitudes con los distintos sistemas forestales y los servicios ecosistémicos que estos proporcionan. Además, y siguiendo con el símil forestal, nos encontramos con un problema dinámico, no estático: cada año puede variar la población de polinizadores, aparecen plagas, el mercado puede variar, etc. Asumir estas fluctuaciones de la población de polinizadores implica que, entre otros motivos, no se pueda conocer con precisión el porcentaje del valor de un cultivo asociado a la polinización, lo que complica la valoración de este servicio. En concreto, algunos autores afirman que enunciados del tipo “si desaparecen las abejas, la producción del cultivo X se reducirá en un Y%”, a veces son sólo meras aproximaciones a la realidad ya que la probabilidad de colapso de las abejas no es un dato fácilmente medible y, por otro lado, no se tiene en cuenta el papel de los insectos silvestres, que pueden mitigar ese problema, ni las propias dinámicas del mercado ante este escenario catastrofista.
Con estos condicionantes iniciales y pasando a la pregunta de qué métodos se emplean para valorar este servicio y el corolario asociado (¿cuál es ese valor?), lo primero que conviene aclarar es que no hay una solución única a este problema, como es común en los ejercicios de valoración ambiental. Eso sí, parece que en la literatura abundan más métodos que emplean datos de mercado. Es decir, se valora la polinización con datos de los productos asociados. Bien a través de su coste de remplazamiento (lo que costarían otras alternativas de polinización), bien a través del valor de la producción asociado a la polinización de los insectos, con las salvedades arriba expresadas. Sin embargo, también se han utilizado métodos propios de la valoración ambiental (valoración contingente, experimento de elección, etc.) con el fin de estimar, por ejemplo, lo que los ciudadanos pagarían de sus impuestos para mantener el nivel de polinizadores existentes en la actualidad, mitigando posibles descensos. Otro ejemplo sería estimar el valor de los beneficios estéticos vinculados a la polinización de las flores silvestres. Todo ello permite ver que se conjugan constantemente valores de mercado con otros que no disponen de un mercado asociado.
Todo ello motiva que los no muy abundantes resultados sobre estas valoraciones presenten cifras heterogéneas, y, en ocasiones, difíciles de comparar. Sin pretender ser exhaustivo, y sólo con la idea de ilustrar la argumentación con unos resultados, algunos autores han estimado el valor de la polinización a nivel global, y esta se estima en alrededor de 140.000 millones de euros al año, representando el 9,5% del valor de la producción agrícola destinada a consumo humano en 2005. Esta aproximación está basada en un escenario catastrofista de desaparición de los polinizadores, y los resultados están en la línea con otros estudios anteriores. A una escala micro, las cifras oscilan entre los valores del año 1994 que ofrecían el seminal estudio de Costanza et al. (15 y 24$/ha por año, según fuera cultivos o pastizales), aunque parte de estos autores dieron un valor en sistemas forestales (no entraron en su valor en cultivos) que más o menos se cifraba en 30$/ha por año (año 2007). A partir de ahí hay otros trabajos que se mueven en esa horquilla, pero, por dar alguna cifra extrema, se llegan a proponer valores superiores a los 900€ por ha (año 2016). En el caso de España se aportan cifras para un caso de estudio en la costa catalana, otorgando un valor de 452€/ha y año, de los que 400 se corresponden a la polinización en tierras forestales. Por otro lado, conviene resaltar que los ejercicios más importantes que se han realizado en nuestro país de valoración de los activos naturales a nivel agregado (VANE, IFN, MEES, RECAMAN, etc.) no han tenido en cuenta este servicio ecosistémico.
A pesar de esta carencia y de las dificultades arriba mencionadas, quisiera insistir en la utilidad que supondría disponer de una valoración de este servicio ecosistémico. Por poner un ejemplo muy concreto, se podría utilizar para justificar acciones más decididas, financiadas con presupuestos públicos más dilatados, para enfrentarse a plagas como la velutina, a pesar de que se trata de un tema complejo. Pero ello implicaría admitir atributos de eficiencia en la asignación del gasto público, rara avis donde las haya.
5 comentarios en “Polinización y su valor”
Buen punto de vista, además añadiría el gran valor que tienen las abejas solitarias en la polinización de ciertos cultivos, ya que siempre se cuenta la polinización de abejas únicamente de la melífera.
Muchas gracias por el comentario David. En efecto, llevas toda la razón. Mil disculpas por la tardanza en responder. Un cordial saludo
The writing is clear, concise, and to the point. ❤️
Thanks a lot! With my best regards
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