«How the choice of species shall be exercised is a matter which involves both silviculture and economics and this is a field in which their interplay can be particularly fruitful«. W.E. Hiley: Economics of Plantations (1956)
Observando en los últimos tiempos algunos datos, normativas, opiniones y diversas lecturas, me atrevería a decir que ciertas decisiones básicas inherentes a cualquier inicio de una plantación forestal son cada día más interesantes, complejas y atractivas desde el punto de vista de la gestión forestal. Con el fin de no extenderme mucho, voy a reducir la casuística de esta toma de decisiones a una trilogía: objetivos de la plantación, elección de especies y selvicultura propuesta en cada caso. En definitiva, estoy dando por supuesto que se cumplen con aspectos técnicos y legales (calidad y oferta de planta adecuadas, preparación del suelo correctas, ajuste a las normativas en cada caso, etc.) y que no existen otras restricciones al respecto.

El punto de partida en esta toma de decisiones comienza por conocer los objetivos de la propiedad (con independencia de su naturaleza). Y aquí comienza lo interesante porque los objetivos empiezan a ser múltiples. La gama de opciones no es sólo del tipo “plantación productiva” o “plantación protectora”, siguiendo las estadísticas oficiales, sino abarcando muchas más opciones y soluciones intermedias. Comenzando por aspectos ya conocidos, si la propiedad prioriza, por ejemplo, un objetivo de producción ya sabe que no debería optar por una sola especie en toda la superficie de la plantación si pretende conseguir que esta plantación logre ser certificada. Y si se prioriza una plantación con fines protectores, las estadísticas muestran que en un alto porcentaje se elige una mezcla de especies. Y esto de la mezcla debe entenderse desde el aspecto más desagregado (mezcla íntima de especies en el mismo territorio), porque las estadísticas no están pensadas desde el punto de vista de la propiedad y cómo toma sus decisiones. En definitiva, podemos anticipar que la decisión igual comienza por decidir qué especie se planta, sino qué especies se plantan, siendo las plantaciones con una sola especie un caso particular y no el caso general que tradicionalmente se ha considerado.
Pero la realidad ya empieza a ser más compleja. La citada estadística oficial contempla tres casos: repoblaciones productoras, protectoras y procedentes del programa de forestación de tierras agrarias (y que supongo que, en cada caso, serán también productoras o protectoras), pero no incluye otro tipo de opciones y me estoy refiriendo, por ejemplo, a las plantaciones con un objetivo alineado con un servicio ecosistémico de regulación, la captura de carbono. La propiedad deberá elegir, en primer lugar, las especies más adecuadas para este objetivo… y para otros. Por ejemplo, si la propiedad pretende abarcar, al menos, más de un servicio ecosistémico de regulación y se decanta por intentar conjugar aspectos como el carbono y la conservación de la biodiversidad, lo que implica no elegir las especies que más carbono capturan al año. Curiosamente son los eucaliptos, circunstancia que puede explicar muchas realidades con relación a las citadas estadísticas oficiales, donde todo lo relativo al carbono ha sido proscrito, a pesar de que los últimos datos del propio Ministerio muestran que sólo una parte de las plantaciones forestales existentes compensan más del 15% de todas las emisiones anuales de CO2eq en nuestro país. Igual con el nuevo Reglamento de la UE sobre “carbonocultura” las nuevas normativas asociadas marcarán un cambio en esta política, máxime si aclaran aspectos como si las plantaciones monoespecíficas se consideran o no en la certificación de dicho carbono.
En definitiva, parece que las potenciales alternativas para iniciar la plantación son mayores. Y todo ello puede justificar una plantación con varias especies, tanto para elevar la biodiversidad como incluso la resiliencia de esas masas ante problemas actuales que todos conocemos. El registro de proyectos de absorción muestra cómo, muchas de esas nuevas plantaciones están compuestas por especies que no están asociadas a la máxima captura de carbono y sí a unas mezclas interesantes en cada caso. Por otro lado, si se habla de especies, se puede hablar de mezclas de frondosas y coníferas con diferente grado de representación de los distintos grupos, aunque puede que la biodiversidad sea mayor con una mezcla sólo de frondosas. Sin embargo, eso conlleva una menor captura de carbono, circunstancia que acaba de llevar a la Forestry Commission británica a recomendar que las nuevas plantaciones… incluyan coníferas para cumplir sus objetivos con relación a este servicio ecosistémico.
Esta variedad de opciones se multiplica si atendemos a otras cuestiones. En efecto, pensando en otros servicios ecosistémicos de provisión, y dejando a un lado las plantaciones con trufa micorrizada, que sí parece que son monobjetivo, aunque no se conozca bien aún la función de producción temporal, hoy en día se pueden acometer plantaciones, por ejemplo de coníferas, atendiendo a otros servicios de provisión diferentes de la madera. Aunque sea algo aún anecdótico, se puede pensar en plantaciones con árboles micorrizados para producir hongos, así como plantaciones de P. pinaster cuyo objetivo puede ser la resina, con rendimientos económicos mayores que si el objetivo sea sólo la madera, y con turnos más cortos, como ocurre en Galicia. Pero, lo que resulta más interesante es que las decisiones no sólo se intrincan por la elección de las especies más apropiadas para cubrir esos objetivos iniciales. La complicación viene porque para cada especie o mezcla de especies se deberá diseñar desde el momento inicial una selvicultura acorde con dichos objetivos y especies. Este aspecto resulta clave, y aunque, al igual que la parte económica, suele ser obviado en muchos proyectos de restauración. Resulta importante no centrarse sólo en la etapa de plantación.
Por poner un ejemplo real, en un artículo reciente, hemos demostrado cómo para un caso de unas plantaciones de eucalipto en Brasil la selvicultura óptima es diametralmente opuesta si se optimizan diversos productos de la madera o el carbono. Para el carbono, la solución óptima implica plantar un número de árboles muchísimo menor que para la madera (menos de la mitad que el espaciamiento estándar). Moraleja: si introducimos un nuevo objetivo en el análisis y fijamos una selvicultura que está justificada para producir madera, habitualmente no se logrará una solución óptima. Volviendo al caso de España, creo que existen deficiencias relacionadas con publicaciones que indiquen al propietario qué marco de plantación es el más adecuado según cada servicio ecosistémico que quiera optimizar, qué otras actuaciones selvícolas con necesarias y, en el caso del carbono, cómo diseñar una selvicultura pensando no sólo en el carbono del período de permanencia obligatorio, sino también en qué pasará con la masa después de esos 30-50 años. Todas estas actuaciones deberían ser ya contempladas en el momento inicial de la forestación.
Finalmente, y proponiendo una mirada integradora y positiva a lo aquí expuesto, parece claro que las actuaciones previstas cuando las plantaciones sólo estaban orientadas a la producción de madera no siempre van a funcionar y que esta mayor complejidad, tanto de objetivos como de especies forestales o de servicios ecosistémicos implicados supone un aliciente para contar con profesionales forestales que sean capaces de convertir estos retos en soluciones factibles para la propiedad. Estos profesionales han sido capaces de racionalizar, a diferentes escalas, la producción de madera y de incorporar de forma continua el necesario cambio tecnológico para mejorar dichas producciones. Ahora bien, el reto actual consiste en hacer lo mismo abarcando un conjunto más amplio de servicios ecosistémicos y aunando las preferencias de un mayor conjunto de stakeholders. Estoy seguro de que se alcanzará.
2 comentarios en “Toma de decisiones en plantaciones forestales”
Muy ilustrativo e interesante. Muchas gracias
Muchas gracias, Juan Andrés. Un abrazo