Más que una industria, más que un sector

«It is not the size of one’s house, but the quality of its occupants«. Mary Norton: The Borrowers

Cuando uno se enfrenta a analizar un determinado sector (vamos a suponer que está compuesto por más de un tipo de industria, según clasificaciones oficiales) siempre encuentra problemas o preguntas sin resolver a la hora de imputar a ese sector una determinada magnitud macroeconómica. Desde mi experiencia puedo corroborar que esto es así en lo que sería la cadena de la madera, que, en una primera aproximación se puede definir como la integración de las industrias de la madera, del papel y del mueble. Sin embargo, si uno habla de sector forestal habría que incluir muchas más actividades. La primera, y que no ofrece dudas, incluiría a lo que se conoce como selvicultura y explotación forestal, actividades de tipo primario y no industrial. A partir de aquí, surgen preguntas sobre la importancia del sector forestal, de la industria forestal o simplemente “de lo forestal”. En ocasiones, se necesita un dato, un número para poder realizar una comparación relativa con otros sectores, o ver su importancia (pero no su influencia) en la economía. Sobre esto voy a aportar unas reflexiones en esta entrada, aunque ya anticipo que responder con exactitud a lo arriba planteado no es nada fácil por muchos motivos, que van desde la agregación o desagregación de los datos contables a los problemas intrínsecos que presenta el concepto de producto interior bruto. Si se me permite un símil forestal, esto no es un conteo pie a pie. 

Los motivos para responder a las preguntas anteriormente planteadas son legítimos, pero sabiendo que la importancia de los números en relación con lo anteriormente planteado es reducida, creo que no merece la pena flagelarse por no avistar unas cifras mayores que pudieran justificar ciertos aspectos de la realidad forestal. Y si se habla de motivos, es necesario tener presente que los cambios en el peso e incluso en las agregaciones de actividades asociadas a la economía de un país pueden ser notables en el tiempo. Lo mismo que ocurre con la ubicación de ciertos centros de producción de diferentes productos. Por ejemplo, si uno observa dónde se encontraban situadas las fábricas de papel en España en la segunda mitad del siglo XIX y dónde están ahora, los cambios han sido muy importantes. Se puede observar, por otro lado, en alguna soberbia publicación algunos datos históricos sobre la fabricación de celulosa, ésta se incluye dentro del sector químico. Además, los avances tecnológicos debido a la innovación provocan consecuencias a la hora de unir o no algunas actividades industriales. Si hace más o menos un siglo tenía mucho sentido juntar los datos de la industria de la madera y del mueble, hoy ya no es tanto así. En efecto, partiendo que en estadísticas de carácter público se unen sus cifras macroeconómicas a las de algún otro tipo de industria, es fácil entender que hay muebles de metal, de plástico, ahí entrarían también los colchones, etc. En definitiva, habría que disponer de un grado de finura para agregar correctamente estos sectores incompatible con las grandes cifras de la contabilidad nacional. 

Los motivos para responder a las preguntas anteriormente planteadas son legítimos, pero sabiendo que la importancia de los números en relación con lo anteriormente planteado es reducida, creo que no merece la pena flagelarse por no avistar unas cifras mayores que pudieran justificar ciertos aspectos de la realidad forestal. Y si se habla de motivos, es necesario tener presente que los cambios en el peso e incluso en las agregaciones de actividades asociadas a la economía de un país pueden ser notables en el tiempo. Lo mismo que ocurre con la ubicación de ciertos centros de producción de diferentes productos. Por ejemplo, si uno observa dónde se encontraban situadas las fábricas de papel en España en la segunda mitad del siglo XIX y dónde están ahora, los cambios han sido muy importantes. Se puede observar, por otro lado, en alguna soberbia publicación algunos datos históricos sobre la fabricación de celulosa, ésta se incluye dentro del sector químico. Además, los avances tecnológicos debido a la innovación provocan consecuencias a la hora de unir o no algunas actividades industriales. Si hace más o menos un siglo tenía mucho sentido juntar los datos de la industria de la madera y del mueble, hoy ya no es tanto así. En efecto, partiendo que en estadísticas de carácter público se unen sus cifras macroeconómicas a las de algún otro tipo de industria, es fácil entender que hay muebles de metal, de plástico, ahí entrarían también los colchones, etc. En definitiva, habría que disponer de un grado de finura para agregar correctamente estos sectores incompatible con las grandes cifras de la contabilidad nacional. 

En definitiva, las cifras son bastante coincidentes y tozudas. Por mucho que se incluya al mueble o a otros aspectos importantes y directamente relacionados con lo forestal (servicios de ingeniería, investigación, construcción, etc.) los números no van a pegar ningún salto espectacular. Sin embargo, y recordando lo que afirmaron Ellefson y Stone en un imprescindible libro sobre la industria basada en la madera en Estados Unidos: “…esta industria juega un modesto, pero importante papel en la economía de este país”. Esta misma idea creo que se puede aplicar al sector forestal en España. Y lo argumento bajo dos perspectivas diferentes. La primera es que, a mi juicio, sería mucho más interesante conocer, y explotar el dato del PIB del medio rural, en su concepto más amplio. Este interés no presenta una componente oportunista de elevar los porcentajes anteriormente mostrados, sino que veo completamente ilógico el perpetuo encasillamiento artificial donde la política obliga a que lo agrario se particione en diversos compartimentos estancos como si no tuvieran interrelaciones fuertes entre sí. Además, ese PIB rural puede servir como reivindicación ante el contexto actual de ruina (que no reto) demográfica.

La segunda idea es que lo rural y, precisando más, lo forestal debe quitarse el complejo de querer competir sólo en términos de magnitudes macroeconómicas. Lo forestal es mucho más, e incluye muchas externalidades positivas (servicios ecosistémicos) que no presentan valor alguno en las cuentas nacionales. Así, a cualquiera que justifique decisiones porque, según su sesgado criterio, este sector presenta una importancia muy reducida, habría que recordarle la importancia de medir todo lo que está vinculado a cada sector. Y este sector oferta bienes y servicios que no tienen un precio de mercado, luego no es admisible cualquier comparación. Un problema colateral es que ni siquiera se reconocen estas externalidades positivas por el propio organismo que recoge las estadísticas. A título de ejemplo, y que cada uno lo interprete como quiera, en las estadísticas forestales se recogen informaciones imprescindibles sobre la realidad forestal, y que, por supuesto, siempre son muy necesarias. Sin embargo, no se recogen otras que, a mi juicio, resultan de gran interés en los tiempos que vivimos. En el último Anuario Forestal del año 2022 no se recoge, en sus más de 180 páginas, que, según las informaciones del Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (disponibles, por cierto, en el mismo Ministerio), las absorciones de carbono realizadas por las forestaciones realizadas después de 1990 compensan más de 44 millones de tCO2e, es decir, el 15% de las emisiones de toda la economía española. Es más, si unimos estos datos con los de la agricultura, en ese año el saldo es negativo. Es decir, la captura de carbono supera a las emisiones. ¿Cuántas actividades de la economía nacional pueden decir eso? O si se quiere, ¿qué sector es más importante, el que contribuye a unos puntos más de PIB o aquel que es más que neutro desde el punto de vista climático? ¿Sólo hay que hacer las comparaciones entre sectores o actividades en términos de PIB? Por todo ello, y en el contexto actual de sublimar la economía circular, la bioeconomía, etc., sugeriría recordar siempre el título de esta entrada.

2 comentarios en “Más que una industria, más que un sector”

    1. La compensación sería en el año 2022, a partir principalmente de las masas forestales procedentes de forestación desde 1990. Gracias por el comentario, y reciba un cordial saludo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Compartir

Otros post

Precio y valor

“Un cínico es una persona que conoce el precio de todo y el valor de nada”. Oscar Wilde: El retrato de Dorian Gray Los conceptos

¡IA estamos!

“sin la teoría correcta, es fácil confundir la causalidad con la correlación, y el aprendizaje automático cae muchas veces en la trampa ”. Daron Acemoğlu y

Timber!

«Vender la madera no es asunto de nobles». León Tolstoi: Ana Karenina Debo confesar que he comprado este libro porque me ha llamado la atención su título,