Podría resultar paradójico pensar que hoy en día, en un mundo caracterizado por la sobre-información en muchos órdenes de la vida, se puedan describir problemas asociados a justamente todo lo contrario: la falta de disponibilidad de datos. Es decir, la información generalmente existe (al menos en parte), ha sido financiada habitualmente por fondos públicos…. pero no está disponible para la sociedad o, al menos, para ciertos colectivos que la pueden demandar por motivos que no tienen que ver con un lucro personal. Pues bien, esta circunstancia se produce sistemáticamente, y desde hace mucho tiempo en el ámbito forestal. El hecho es que desde que se tomó la decisión de transferir las competencias forestales, no se ha centralizado de forma eficiente un conjunto de informaciones básicas que, sin duda, pudieran ser muy útiles en temas de investigación, docencia o puramente estadísticos (me refiero, por ejemplo, a la comparación con otros países).
Después de leer el párrafo anterior, alguien puede pensar que me estoy refiriendo a datos complejos, de una gran especificidad o que sólo se pueden utilizar en ciertos ámbitos. Pues nada más lejos de la realidad. Por poner un ejemplo no hay una estadística nacional fiable que combine producciones (metros cúbicos, toneladas, etc.) con precios de muchos productos forestales. Es más, muchas veces las informaciones forestal recopiladas por organismos públicos están dispersas en muchos sitios, son incompletas, e incluso a veces contradictorias con la que se manda a organismos internacionales. La pregunta que nos podríamos hacer: ¿Por qué no se soluciona esto? ¿o es que alguien piensa que se puede gestionar correctamente un recurso sin tener una información lo más completa posible del mismo?
Quien quiera realizar una mínima comprobación al respecto, no tiene más que comparar las páginas existentes (por cierto, dentro del mismo Ministerio), de las estadísticas agrícolas y ganaderas frente a las estadísticas forestales. Cabe decir que hasta no hace muchos años, todas las estadísticas estaban unidas en el llamado “Anuario de Estadística Agraria”, pero desde el año 2005 se decidió separar las estadísticas forestales de las agrícolas y ganaderas, y desde ese año está disponible el “Anuario de Estadística Forestal”. El resultado es que la diferencia en cuanto a la calidad y cantidad de las informaciones es impresionante en contra, obviamente, de las estadísticas forestales. Es más, incluso hay datos presentes en los Anuarios de Estadística Agraria y que han desaparecido de los sucesivos Anuarios de Estadística Forestal. Por otro lado, y por si alguien lo está pensando, esta diferencia no se justifica, a mi juicio, por razones asociadas a la importancia de cada sector en el PIB o en el empleo. Finalmente, me encantaría equivocarme y que este problema se solventase en poco tiempo, pero no tengo elementos de juicio que me permitan pensar que paulatinamente se mejorarán las estadísticas forestales. Quizá si todos los potenciales interesados y/o usuarios nos uniéramos para reclamar una estadística homogénea en todo el mundo rural, esa utópica convergencia se produciría con anterioridad.