Dado que no se está dando la importancia que merece el dato que sirve de entrada de este blog, vamos a ver si este número puesto como título llama la atención de lo que voy a desgranar en las próximas frases. No pretende ser un acertijo ni es un número cabalístico. Este número muestra los millones de toneladas de CO2equivalentes que las tierras forestales (así se llaman en la estadística oficial) han capturado en el último año donde existen estadísticas (2017). Es decir, estas toneladas de carbono son el balance de lo que captura y lo que emite la superficie forestal en España, teniendo presenta que para las capturas sólo se computan lo que se puede tener en cuenta según los acuerdos internacionales de cambio climático. El sentido negativo viene dado porque la estadística mide emisiones, y este número mide el carbono capturado.
Si comparamos esta cifra con las emisiones de algunos sectores, se puede avanzar que la captura neta forestal compensa casi el 79% de las emisiones anuales asignadas a toda la industria manufacturera y la construcción en nuestro país, o casi el 87% de las emisiones de la agricultura. Es decir, es una cifra significativa, ya que supone más del 11% de las emisiones totales que realiza España en el año 2017. Sin embargo, a pesar de esta relevancia, este dato se suele omitir cuando se habla del sector forestal. En efecto, resulta preocupante que esta función que realizan los sistemas forestales prácticamente pasa desapercibida en la opinión pública. A ello no ayuda que no se recoja una información más desagregada (especies, CC.AA., etc.) al respecto, pero no deja de sorprender este hecho, ya que mientras se llenan webs con noticias sobre iniciativas muy loables asociadas a forestaciones en superficies muy reducidas y que capturan, en comparación, cantidades de carbono casi inapreciables, esta cifra total no se difunde ni se explica. Parece que vende mucho más sólo hablar de los problemas que puedan existir (incendios, plagas, etc.) que de los beneficios que aportan a la sociedad los sistemas forestales.
Por otro lado, la tonelada de carbono en los mercados ECTS supera actualmente los 25€/t, mientras que las inversiones públicas en el sector (del Estado y de las CC.AA.) no llegan a los mil millones de euros (846 millones, según el último estudio de ASEMFO). Resulta obvio que la inversión no se efectúa, en general, en la superficie forestal que se computa para estimar dicha captura neta de carbono, pero, aún así, cada uno puede sacar sus conclusiones al respecto sobre la rentabilidad social de cada euro invertido en la superficie forestal. Y si antes he citado el problema de los incendios forestales, lo que sí parece obvio es que, por ejemplo, estos datos refutan la idea propuesta por algunas luminarias según la cual los propietarios deben sufragar el coste de la extinción de los incendios que se producen en sus predios.
Además, quisiera hacer constar que la captura de carbono no es el único servicio ecosistémico asociado a los sistemas forestales que se debiera de fomentar su conocimiento, aunque los acuerdos de París prácticamente lo han reducido a esta cuestión. Por ejemplo, si estamos en un contexto de apoyar iniciativas relacionadas con la bioeconomía y de sustitución de combustibles fósiles, es indudable que todo ello tiene que pasar por un mayor apoyo a las forestaciones en nuestro país, aunque muchos no quieran oír hablar de este tipo de propuestas. Dichas forestaciones justificarían, como queda claro, no sólo por el carbono, sino, entre otros motivos, por asegurar el abastecimiento de productos de madera que puedan ser utilizados sustituyendo a otros materiales. Parecería totalmente absurdo apoyar, en otros ámbitos, iniciativas de consumo de proximidad y, simultáneamente promover la sustitución de materiales de construcción por productos derivados de la madera…. procedentes de Escandinavia o de América del Sur, pero muchas veces la razón se contrapone a ciertas posturas infundadas y radicales.
