La Bioeconomía forestal circular y su alcance

Resulta fácil comprobar cómo, en los últimos tiempos, se han popularizado conceptos, ideas, o temas candentes muchas veces utilizados de una forma muy distinta a cómo fueron definidos (me estoy refiriendo, por ejemplo, a la idea de sostenibilidad), o, simplemente, empleados con fruición porque es lo “cool” del momento, sin importar su significado, sus implicaciones o su posible descontextualización. Entiendo que ello no se puede generalizar, dado que hay profesionales que conocen perfectamente su significado, pero, en este contexto, voy a referirme a una expresión muy en boga: la “bioeconomía forestal circular” y que no siempre se emplea con, al menos, una precisión mínima. Debo comenzar insistiendo en la importancia de reivindicar ciertos servicios ecosistémicos vinculados a los sistemas forestales como actores de primera línea en la bioeconomía. Una vez resaltada su importancia, conviene matizar el adjetivo “circular”. Así, lo primero que se debe explicar es que no ha habido una bioeconomía forestal y ahora, de repente, existe otra que es circular. En muchos procesos de explotación de productos forestales siempre ha existido un grado más o menos elevado de circularidad. No se parte siempre de una situación de no circularidad. El segundo matiz es que debe quedar claro, entre otras circunstancias, el nivel espacial y los eslabones de la cadena de suministro sobre el que se realiza el análisis. Resulta muy distinto hablar a nivel macro o micro, a nivel regional o a nivel de un sector, y no digamos de una empresa. Y ya que se habla de empresa, también habría que tener presente el grado de integración vertical de las mismas y cómo este grado puede condicionar un potencial incremento en la circularidad.

Llegados a este punto, si habla de incremento (o decremento) en la circularidad, la pregunta inmediata es en qué unidades se mide. La respuesta a esta pregunta puede ser más o menos sencilla a nivel de país, ya que existen instituciones transnacionales (Comisión Europea, Eurostat) que ha propuesto indicadores al respecto y, en los últimos años, también se han difundido indicadores de economía circular vinculados a Estrategias de Economía Circular a nivel nacional y autonómico. Ciñéndonos a la bioeconomía forestal, muchos de esos indicadores agregados no tienen aplicación directa, mientras que otros a veces chocan con la falta de informaciones desagregadas que pudieran aportar más precisión al análisis. Sea como fuere, se puede analizar a nivel sectorial las industrias basadas en la madera en base a su circularidad. Ya se ha comentado aquí que en España su circularidad va decreciendo en los últimos años. Indicadores clásicos para medir esta circularidad serían, entre otros, el nivel de autosuficiencia de materias primas, o el grado de reciclaje de los residuos. Y los traigo a colación porque, por ejemplo, en términos de bioeconomía forestal circular que una industria apueste por la cogeneración o que se abastezca de materias primas propias (integración vertical hacia atrás) o cercanas serían, a priori, unos atributos muy deseables. Sin embargo, no siempre es así, y el ejemplo más claro lo tenemos en la decisión de cerrar la fábrica de ENCE situada en Pontevedra. Creo que resulta difícil mejorar, en ese contexto, la circularidad de una industria forestal y, por otro lado, no abundan los ejemplos de empresas que abarquen casi toda la cadena de valor de un producto final procedente de la madera.

Este ejemplo está relacionado con otra vertiente de la bioeconomía forestal circular que, y espero no equivocarme, y es la escala más cercana al territorio. Hasta ahora se he hablado de industrias, sectores, niveles agregados, pero ¿qué ocurre a nivel de un sistema forestal concreto? Por ejemplo, ¿hay incentivos para gestionar una plantación y, como consecuencia de cambios en dicha gestión se promueva una mayor circularidad en todo el sector forestal? Hablo de plantaciones para centrar el debate, pero no se excluyen otro tipo de masas forestales. Así, parece que una buena sinergia entre bioeconomía forestal y la circularidad de los procesos serían la obtención de productos madereros en cascada (“wood cascading”). No obstante, igual se puede aumentar la circularidad en origen, sin esperar a que un producto derivado de la madera alcance su vida útil. Así, si se fomenta una diversificación de productos bien a nivel monte se puede prever obtener distintos outputs, con aptitudes diferenciadas y que pueden utilizarse como inputs para obtener productos con vidas útiles más dilatadas y susceptibles de usos específicos, como puede ser la madera para construcción. 

En un contexto como el español, donde no abundan las grandes empresas y donde la oferta está muy atomizada, las preguntas que aparecen serían inmediatas: un propietario o gestor, ¿debería modificar el turno y la selvicultura prevista en aras de un supuesto incremento en la circularidad? ¿sería rentable ese cambio? ¿se dispone de incentivos para hacerlo? No he realizado una búsqueda exhaustiva en toda España, pero creo que no abundan este tipo de propuestas. Voy a comentar el caso de Galicia, ya que cuenta con recientes documentos tanto sobre planificación forestal estratégica como con relación a la estrategia de economía circular. Así, en la última revisión del Plan Forestal de Galicia se habla (y cito textualmente) de: “El sector forestal debe ser protagonista y facilitador de una bioeconomía circular”. Infelizmente no se dice cómo debe serlo. Paralelamente en la Estrategia Gallega de Economía Circular se habla de impulsar el sector forestal como proveedor de materiales circulares, pero como indicador para monitorizar dicho impulso en los próximos diez años fijan como indicador el incremento en el empleo en el sector, lo que, a priori, no parece muy preciso en cuanto a la circularidad, a no ser que, como punto de partida, se haya demostrado que ya es un sector circular. Como instrumentos o medidas, además de estudios ad-hoc, la creación de una marca de garantía sobre el origen de la madera en Galicia. En definitiva, no se ahonda en la parte inicial de la cadena de la madera, por lo que la idea de “incrementar la circularidad” es ajena a estos niveles. Por supuesto, ello no debe verse tanto como un demérito de dichos marcos de actuación, sino como la ausencia general de una reflexión al respecto. 

Este es un ejemplo de que no se integran todos los eslabones cuando se habla de bioeconomía forestal circular. Se habla mucho de nuevos productos derivados de la madera o de subproductos de esta, de construir en madera, de ciudades de madera, de la sustitución de combustibles fósiles, etc. Sin duda son objetivos muy loables, pero, además de centrar el marco del análisis, me parece imprescindible ocuparse de dónde procede esa materia prima. Dicho de otra forma: ¿si se sigue igual se garantizan los inputs para ese aumento de la circularidad en todo el sector? ¿no es necesario sublimar la técnica forestal para obtener ciertas calidades o ciertos productos a nivel de monte? O, por el contrario, ¿se ha decidido reducir la circularidad para fabricar productos más circulares acudiendo al comercio exterior? En caso contrario, ¿son necesarias nuevas forestaciones para cumplir con previsiones (si las hay) de demanda de ciertos productos concretos? En definitiva, creo que se debería realizar un esfuerzo en esta dirección por las razones anteriormente mencionadas. Pero, además, si hablamos de masas monoespecíficas y orientadas a un único uso o producto final, el impulso de esta idea de circularidad pudiera acompañar a una mayor diversificación de los productos finales, lo que sería aconsejable desde diferentes puntos de vista. Además, y por si alguien lo está pensando, que yo sepa no existen indicadores de circularidad a nivel de monte, y, además, los criterios habitualmente utilizados para obtener la certificación de la gestión forestal no incluyen aspectos directamente vinculados con esta idea. Por todo lo expuesto, creo que habría que otorgar un impulso a la circularidad no sólo en las cadenas de valor de los productos que nacen de una bioeconomía forestal, sino en su génesis: los sistemas forestales como proveedores de esa materia prima tan única, demandada y versátil.

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