«Trade-offs»

El título de esta entrada hace referencia a un concepto básico en la toma de decisiones: las consecuencias de tomar una decisión frente a otra. Es decir, lo que ganas con relación a unos criterios, y lo que pierdes con relación a otros al asumir dicha decisión. Esta noción (literalmente asimilable a “intercambio”) ha estado presente en mi carrera profesional desde que he tenido la suerte de acudir, como alumno de Doctorado, a las magníficas clases del Profesor Carlos Romero sobre teoría de la decisión multicriterio, especialidad donde el Profesor Romero es internacionalmente reconocido. Pues bien, a pesar de su indudable necesidad, dado que muy pocos problemas son monocriterio, se puede observar cómo esta noción apenas se menciona o, a veces, incluso se tergiversa en muchos procesos de toma de decisiones, sobre todo cuando atañe a organismos públicos. Nótese que, en el fondo, se está haciendo referencia a un concepto económico bastante ignorado: el coste de oportunidad.

Contextualizando esta noción, su utilidad radica en que nos encontramos (pensemos en recursos naturales) a la hora de tomar decisiones en situaciones donde aparecen objetivos múltiples, con distintas preferencias asociadas a los stakeholders que pueden intervenir en dicho proceso de decisión, donde los recursos son limitados, la información es imperfecta y, a veces, los marcos institucionales coartan dicha toma de decisiones. Por todo ello, se debería exigir en muchos proyectos una información precisa y clara no sólo de lo que los analistas (o quién haya tomado la decisión) han elegido y porqué, sino también del coste de oportunidad de haber elegido esa alternativa y no otras con relación a los criterios utilizados en ese proceso de decisión. Es decir, al menos debería mostrarse una matriz de intercambios (“trade-offs”) para indicar el conflicto existente entre dichos criterios. Obviar este hecho, si nos referimos a problemas de esta índole, supone indirectamente favorecer la existencia de soluciones arbitrarias, a veces marcadas por los intereses de un solo grupo de stakeholders, y que pudieran ir en contra del bien común. 

Por ilustrar esta cuestión con un ejemplo muy sencillo, veamos muy someramente los ya archifamosos SDGs (Objetivos de Desarrollo Sostenible). Resulta relativamente sencillo incidir en algún objetivo o indicador, pero, salvo recientes aportaciones, no percibo que se esté incidiendo habitualmente entre posibles trade-off (positivos o negativos) relacionados con dichos objetivos. Es decir, no basta sólo con colocar el logo del objetivo correspondiente, sino analizar las consecuencias de progresos en ciertos indicadores cuantitativos y sus afectaciones a los demás, y viceversa. Resulta obvio decir que no son compartimentos estancos, tal y como muchas veces se presentan. Por otro lado, y presente en ejemplos relacionados también con los SDGs, últimamente se está presentando la idea de trade-off a través de una óptica reduccionista. En estos casos, cuando al analizar dos indicadores se concluye que estos son estadísticamente significativos, y si el signo asociado es negativo, aparece el concepto de trade-off (si fuera positivo, se habla de la existencia de sinergias entre dichos indicadores). Creo que esta aproximación choca de forma directa con lo arriba comentado, e induce a la confusión a la hora de utilizar este concepto.

Para ver una posible utilidad de la idea de trade-off, y sin entrar en metodologías que lo utilizan continuamente, como es la teoría de la decisión multicriterio, pensemos en un problema muy sencillo de gestión forestal con dos objetivos: producir madera y conservación de la biodiversidad. El primero medido en unidades físicas, y el segundo a través del número de especies de, por ejemplo, aves existentes en el sistema forestal analizado. Resulta fácil pensar que si se quiere maximizar la madera que se corta es muy posible que el objetivo asociado a la conservación de la biodiversidad se resienta mucho. De forma inversa, si se optimiza el número de especies de aves existentes, es posible que las cortas sean mínimas. Sin embargo, existen soluciones intermedias, y cada vez que se planteen ciertas actuaciones selvícolas se podría conocer o estimar el impacto en los dos objetivos. El análisis de todas las posibilidades que se pueden llevar a cabo desde el punto de vista técnico nos podría proporcionar información sobre el trade-off que existe entre ambos. Incluso se podría representar gráficamente. Dicha curva sería análoga a la idea económica de curva de posibilidades de producción o, desde el punto de vista de la teoría de la decisión, de las fronteras de Pareto. Si se introdujeran más criterios en el análisis, se obtendría una matriz de trade-offs donde se apreciaría el grado de conflicto existente entre dichos criterios. En resumen, tanto la curva como la matriz proporcionarían una información muy útil de las consecuencias de tomar una determinada decisión.

Sin embargo, el problema radica no ya en que este concepto no se incluya en informes y estudios, sino que se intenta asimilar situaciones que abarcan múltiples criterios a un problema monocriterio, quizá con el fin de obviar estos intercambios. Es más, a esa decisión centrada en un objetivo a veces incluso se le reduce al máximo el número de alternativas posibles, se coarta la participación de stakeholders que deberían participar en el proceso, sustituyéndolos por otros que no están implicados en el problema. Y todo se puede embarrar más con la manipulación de un supuesto comité de expertos. Es decir, al final el problema en cuestión se convierte en una decisión del tipo blanco o negro, por desgracia tan común hoy en día en España; por ejemplo, eucalipto sí o eucalipto no. La polémica reciente en España relacionada con la prohibición de la caza del lobo en todo el territorio ejemplariza las ideas arriba recogidas. ¿Alguien ha visto algún estudio sobre el daño a los ganaderos y a otras afecciones? ¿Alguna estimación sobre las indemnizaciones asociadas a esta medida? ¿Era el comité de expertos representativo de todos los stakeholders implicados? ¿El problema del lobo es sólo un problema monocriterio asociado a la caza?

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