Sin pretender ser original ni repetitivo, creo conveniente volver a hablar sobre el eucalipto ante diversas informaciones recientes que machaconamente vuelven a incidir sobre críticas generalistas e injustas sobre este género. Dado que de forma habitual se repite esta situación, le he denominado “velutina informativa”, porque parece que no presenta visos de terminarse, al igual que los efectos que provoca esta avispa asiática. El caso es, periódicamente, atacar a algunas especies de este género para seguir difundiendo una opinión negativa a todo lo que está relacionado con ellas.
Un ejemplo de esta velutina informativa se puede encontrar en este artículo de prensa, donde se presentan argumentos contradictorios sobre la bioeconomía, además de presentar un cóctel de argumentos manidos y generales sobre esta especie girando todo el en torno a una expresión muy sexy para algunos: “deseucaliptización”. Pero ya no se refieren sólo a arrancar eucaliptos, sino que hablan de una “deseucaliptización mental”, sin duda otro ejemplo claro de lo que he denominado alguna vez el neocolonialismo en lo rural. Además, se sigue confundiendo la causa y el efecto, sugiriéndose que es el causante del abandono en el rural (“donde hay eucalipto, no hay gente”). Creo que no merece ni siquiera otro comentario. Sin embargo, lo más sorprendente de las reacciones que he visto son algunas según las cuales se insinúa que la expansión del eucalipto es un fenómeno que pudiera traer pandemias como el Covid. Son significativas estas alusiones tan carentes de base científica para estas especies, dado que ha sido utilizada por el hombre para mitigar la expansión de otras enfermedades como la malaria. Incluso en algunos países como se le ha denominado “árbol de los milagros” por su papel en la destrucción del hábitat de los vectores que transmiten esta enfermedad.
Por otro lado, me llama la atención ciertos aspectos como el momento en que salen estas pseudonoticias. En efecto, durante las semanas más adversas de la pandemia no recuerdo haber leído este tipo de asertos. Igual se debe a que hacer cola para acaparar papel higiénico y al día siguiente decir barbaridades del eucalipto no parece muy coherente, y máxime cuando la industria de celulosa se declaró de interés especial en este período. Industria que, se debe recordar siempre, se integra dentro la bioeconomía (o bieconomía circular) y en la que para este tipo de industria España presenta una posición prominente en Europa, si, por ejemplo, atendemos a su capacidad exportadora. Por otro lado, se debe entender que las especies ahora mismo plantadas en Galicia pueden tener otros usos diferentes al de producción de celulosa, con lo que el potencial en este campo se incrementa, pero esta opción se omite sistemáticamente.
Para acabar, repito lo que ya he dicho alguna vez en este blog: el eucalipto no es el problema. El problema es el uso que se hace de él. De igual forma que no se puede forestar indiscriminadamente con esta especie, no se puede decir que se deben prohibir las plantaciones en todo el territorio. Hay plantaciones bien y mal gestionadas, lo mismo que bosques donde se ha hecho una gestión adecuada y otros donde esta no se ha logrado. Criminalizar las plantaciones es algo irracional, máxime cuando las hay que presentan atributos de sostenibilidad y cuando en muchos otros países son una astuta estrategia para… conservar las masas nativas… masas que en Galicia no han sido diezmadas por la conversión a eucaliptares.