Algunas Aportaciones Interesantes (y I)

We are resource users, the most hypocritical of organisms, ranting about invasive species while not confronting our own invasive ways. Daniel Lewis: Twelve Trees

Por mucho que cualquiera se empeñe resulta materialmente imposible leer, revisar y profundizar en las nuevas publicaciones que continuamente aparecen en las revistas científicas que uno más o menos sigue. Este exceso de información implica que pueda existir cierta dosis de discrecionalidad a la hora de seleccionar los artículos que puedan ser recomendables para los lectores interesados. En esta entrada he seleccionado varios que se han publicado recientemente.

El primero de ellos, publicado hace unas semanas en Nature, cuantifica la captura de carbono realizada por todos los biomas a nivel mundial en el período 1990-2019. Los autores concluyen que la cantidad de carbono medida globalmente se ha mantenido más o menos constante, pero existen variaciones significativas entre los grandes biomas. Como es sabido, las emisiones derivadas de las deforestaciones inciden mayoritariamente en zonas tropicales, aunque también se destaca la continua pérdida de carbono en los bosques boreales, debido en gran parte a los incendios, cortas de madera y plagas en montes de Rusia. En el caso de los bosques en zonas templadas (aquí entraría casi toda la UE, salvo los países boreales, así como otros países europeos), el incremento ha sido en estos treinta años del 28%. No se proporcionan resultados por países, pero queda claro que las afirmaciones tan comunes no hace muchos años sobre que Europa (España) se deforesta o que el desierto avanza carecían de argumentos científicos. También conviene destacar que, a nivel global, el carbono en el suelo es mayor que en la biomasa viva. Poniendo algunos números, el stocktotal de carbono en los sistemas forestales supone, aproximadamente, 23,5 veces las emisiones que se producen anualmente. La captura anual global queda lejos de cubrir estas emisiones (menos del 10%), cifra inferior que en el caso de España. Sin embargo, otros estudios recientes concluyen que, centrándonos sólo en las emisiones de gases efecto invernadero, las emisiones anuales compensan algo más del 23% de dichas emisiones. Por último, y comparando los resultados de un artículo muy reciente sobre los incendios forestales en la última temporada (marzo 2023-febrero 2024), parece que la captura anual es mayor que las emisiones debidas a estos fenómenos catastróficos. Esto conviene destacarlo ante algunas informaciones que, observando los incendios de Norteamérica, alarman con conclusiones no corroboradas con datos. 

El segundo artículo, también publicado recientemente en Nature, evalúa la mejor opción para incrementar el carbono capturado en nuevas forestaciones, utilizando dos técnicas para ello: por un lado exprimir al máximo la regeneración natural y, por otro, lograrlo a través de plantaciones según varias especies. Las hipótesis principales se resumen en un horizonte de planificación de 30 años, la tasa de descuento es el 5% y se incluye el carbono en los productos. Han excluido los países de alta renta (países del Anejo II, siguiendo de la nomenclatura que emana del Protocolo de Kyoto) y, con unas hipótesis juiciosas, han calculado dónde se justifica utilizar uno de los métodos frente a otro en función de un hipotético precio del carbono en 138 países. Estos cálculos dan como resultado una información a nivel espacial que, sin desdeñar análisis más precisos, puede ser de gran utilidad en determinados proyectos, como los del tipo REDD+, o los que se englobarían en hipotéticas iniciativas como “Trillion Trees”. Como cabría esperar, una de las conclusiones es que en algunas ocasiones de confirma acudir a la regeneración natural y, en otras a la regeneración artificial, lo que sublima la actividad del gestor forestal a la hora de elegir y justificar cómo se consigue dicha regeneración. Los valores que ofrecen son bastante parejos tanto en la superficie idónea según cada alternativa o el coste de oportunidad del carbono capturado. También se demuestra que algunas plantaciones son rentables sin introducir la captura de carbono en el análisis (en un 28,3% de la superficie). Por otro lado, y para la legión del club de fans de las mirtáceas, el eucalipto sería el género preferido en las plantaciones (en un 45% de la superficie), a gran distancia de la siguiente, y donde Populus y Pinus computarían el 20% de la superficie. Finalmente, y, como bien recalcan los autores, la reforestación sería un complemento (y nunca un sustituto) para reducir el exceso de emisiones derivado del consumo de combustibles fósiles y de la deforestación. 

El otro trabajo que quiero destacar se refiere a un aspecto habitualmente olvidado en la gestión forestal, y que tiene que ver con la conservación de yacimientos arqueológicos y los condicionantes que implican en la gestión forestal. Un trabajo reciente en Finlandia profundiza en estas cuestiones, insistiendo en la idea de proteger la riqueza arqueológica a la vez que no impedir la gestión de las masas forestales. Soy lego en estos temas, pero, a diferencia de Finlandia, sospecho que en España no existe un registro a nivel nacional que promueva la conservación de estos yacimientos (existe en Finlandia, y se explica que un 60% del total se encuentra en masas forestales) a la par que facilite la gestión forestal en estos montes. Los autores destacan la importancia de diversas medidas vinculadas a la gestión forestal con relación a esta riqueza arqueológica, señalando las claras como unas acciones positivas para su conservación. El estudio concluye que yacimientos arqueológicos, muchos datados en la edad de piedra, están en peligro debido a la realización de actividades forestales. Un inventario exacto y delimitado podría compatibilizar servicios ecosistémicos de provisión con esta clase de servicios ecosistémicos de carácter cultural, y promover su difusión. Quisiera por último, referirme a la profundidad de las herramientas utilizadas en este trabajo si se contrapone con burdos intentos de culpabilizar al eucalipto en España de posibles destrozos al patrimonio cultural. Lástima que sus opiniones no estén refrendadas con datos y no justifiquen que los aprovechamientos de madera relacionados con otras especies no dañan a ese supuesto patrimonio. También es una pena que tales conclusiones, a diferencia del citado trabajo referido a Finlandia, no se publiquen en revistas del máximo impacto, sino en pseudoinformes interesados y sectarios.

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